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VIOLENCIA RIVAS.... LA PRECURSORA DE LA MUSICA PUNK
AVANCE
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25, LA HISTORIA QUE ANIQUILARON
EL BOMBARDEO DE PLAZA DE MAYO DEL AÑO 55
En este espacio tenemos la intención de rescatar los hechos que la historia oficial ignoró o tergiversó, esa historia que nos dice realmente que llegamos a este estado no por casualidad y que negando el pasado personajes como Mauricio Macri ponen fascistas en el Ministerio de Educación como Abel Posse (intelectual de ultraderecha al servicio de los militares que azotaron el país). Además de rescatar la historia no contada, 25 busca honrar a todos los héroes que fueron denostados, desaparecidos, aniquilados como la historia que queremos contar…
¿Cuál fue el motivo por el cuál sistemáticamente el bombardeo del ´55 fue borrado de todas las currículas y manuales escolares?
¿Cómo borrar de la historia un acontecimiento donde murieron 350 personas y hubo más de 2000 heridos?
¿Cuánto miedo le tenían al pueblo politizado para perpetrar semejante genocidio?
El bombardeo a la plaza de mayo es parte de ese ocultamiento que los sectores de poder le hicieron a la historia para que no recordemos, para que no sepamos de donde venimos y así no nos reencontramos con nuestra historia militante, con esas personar que nos marcaron el camino…
"La oligarquía ambiciona el regreso al poder total, la restauración de su régimen y la anulación del proceso revolucionario iniciado en 1943.Conoce los obstáculos porque los ha palpado y reiteradamente se ha roto las narices contra ellos. Son: el Pueblo politizado, presente, activo; y el Ejército, colocado en su exacta ubicación nacional.Al primero planea anestesiarlo mediante el terror; al segundo desarticularlo y reestructurarlo en milicia partidaria a sus órdenes.La primera y potente inyección de anestesia la recibe el pueblo el 16 de junio de 1955. Ese día sucede en Buenos Aires algo espantoso y absolutamente inconcebible: una formación de aviones navales bombardea Plaza de Mayo. El pretexto es matar a Perón, a quién suponen en la Casa de Gobierno, para lo cual se bombardea la plaza, se ametralla la Avenida de Mayo, y hasta hay un avión que regresa de su fuga para lanzar una bomba olvidada.Cientos de cadáveres quedan sembrados en la plaza histórica y sus adyacencias, unos pertenecientes a civiles que habían acudido en apoyo al gobierno, y otros de anónimos transeúntes.Es el primer castigo, la primera dosis de castigo administrada al Pueblo.Es el fusilamiento aéreo, múltiple, bárbaro, anónimo, antecesor de los que luego realizarían en tierra firme con nombres y apellidos.Entre ese grupo de aviadores, que mata desde el aire a una multitud y los agentes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que "fusilan" a un núcleo de civiles en un basural, tirándoles a quemarropas sin previo aviso, solamente existe una diferencia de ubicación.Este episodio criminal, este acto terrorista comparable al cañoneo de Alejandría y de ciudades persas efectuados por la flota inglesa, también con propósitos de escarmiento, no tiene antecedentes en la historia de los golpes de estado. porque hasta en la lucha entre naciones está proscripto el ataque a ciudades indefensas, y porque la guerra aérea, con el bombardeo a poblaciones civiles, ha sido una tremenda calamidad traída como novedad por la última guerra mundial, que ha merecido el repudio unánime universal. Nuestro Pueblo, que estuvo alejado del escenario de esa guerra, que jamás pudo con su imaginación reproducir la imagen aproximada de un bombardeo aéreo, experimenta ese horror -el horror del siglo- en carne propia, por gestión de s propia aviación. Y esa aviación que nunca había tenido que bombardear a nadie, que no sabía lo que era un bombardeo real, hace su bautismo de guerra con su propio Pueblo, con su propia ciudad capital.”
Acontecimientos como este, hay muchos en nuestra historia y a pocos meses del “Bicentenario” es una obligación militante rescatar y hacer una revisión de la historia, la que nos contaron y las que nos ocultaron, la que aniquilaron…
TRADICIÓN, FAMILIA Y PROPIEDAD: INVENTANDO UN PAÍS CAPITALISTA
¿Qué es la tradición? ¿Cuáles son nuestras tradiciones?
A simple vista y sin investigar mucho uno se da cuenta que no existe una tradición nacional sino muchas tradiciones que en su conjunto marcan una característica nacional, que en mayor o en menor medida representan a determinados grupos sociales. Sin embargo, cuando abrimos el manual o buscamos tradición en el “Google” nos aparece el gaucho y las tradiciones del campo pampeano identificando a todo el país.
¿Quién tuvo y tiene la intención de que creamos que las tradiciones de un sector son las tradiciones de todos?
No puede dejar de señalarse que la oligarquía pampeana, instalada en el poder desde los mismos orígenes de “La Patria o”, es la que ha escrito la historia y nos ha impuesto quienes son héroes y quienes villanos desde su óptica. Manteniendo al gaucho simplemente como símbolo del campo, sin mostrar el estado de esclavitud que sufrió siempre trabajando para los que se creen “dueños de la tierra”. Maltratado y mal pago, el ”Gaucho”, nunca formara parte de sociedad a la que aspiraba y aspira la oligarquía agraria desde los comienzos de nuestra historia.
Pero lo más llamativo es ¿Cómo se impone la contradicción que, al mismo tiempo, impone como tradición nacional las costumbres del campo pampeano y genera políticas expulsivas de las personas de las zonas rurales, concentrándolas en las urbes y arrasando sus costumbres y tradiciones? ¿No son estas políticas que generando expulsión, genera desigualdad, desempleo, injusticia y en consecuencia inseguridad?
Las políticas económicas con eje en la concentración y extranjerización de la tierra que expulsan a la gente del campo, subsumiéndolos en la pobreza marginal y generando cordones de indigencia en la periferia de las ciudades, se sostienen, entre otras cosas, en el discurso que enarbola al gaucho, las vacas y la boleadora y pone como enemigo del ser nacional a todo lo demás.
Borraron de la historia oficial las tradiciones de los pueblos originarios, de los campesinos del norte, de las ciudades, y solo se insinúan las tradiciones de los inmigrantes europeos, jamás las de los bolivianos, uruguayos, paraguayos, etc.
Encontramos en el siguiente párrafo del análisis del film Martin Fierro de Emiliano Fernández, una síntesis de lo expuesto hasta ahora y mostrando como este clásico de la literatura argentina, no hace otra cosa que seguír construyendo un país según las necesidades históricas de los sectores mas poderosos.
“Quizás todo esto no sea más que la esencia de la Historia Argentina, un constante reacomodamiento hegemónico Incapaz de dar una forma un proyecto de Nación A LARGO PLAZO. (El propio Hernández No fue ajeno este accionar político / económico / social: cuando lucho contra el despotismo Persecuciones Sufrió y, rebelde de las Naciones Unidas Fue la "Ida"), pero luego para incorporarse al Sistema Gubernamental se transformó en un ultra conservador (la " Vuelta "). Nadie sabe realmente si los gauchos se comunicaban apelando A LOS arcaísmos, la jerga y las metáforas del Martín Fierro, Porque no Existen registros escritos De Estos sectores sociales (todos eran analfabetos). Como Suele ocurrir, nos tenemos que conformar con el testimonio de segunda o tercera mano que nos OFRECE un burgués acomodado como Hernández. Sin ir más lejos, El proceso de revalorización del gaucho es bastante dudoso. Cuando se escribe el poema este último Estaba en plena extinción, ya no cumplía ninguna Función material de un poder del ojos (de los Indios Estaban Prácticamente vencidos, las tierras se habían repartido entre los genocidas y el Estado Argentino Ya estaba organizado para 1880). Pero su Función simbólica Estaba naciendo: ¡El Paisano muerto, viva el mito reduccionista del buen paisano! Exaltación del gaucho Cuando ya no existe y más negación absoluta de los indígenas, buenos o malos pero Claramente los verdaderos habitantes primordiales. A eso se llama Construir un País, Definir lo "popular argentino" en Función de la Necesidad histórica de apuntalar culturalmente una oligarquía terrateniente-exportadora. Y por supuesto que Sirvió; Sino chequeen El Clarín, La Nación, Cualquier manual educativo o este mismo film …”
¿LA CONQUISTA DEL DESIERTO?
Cuando comienza el estado a querer expandir elterritorio, comenzando con Rosas Y TERMINANDO con Roca, el nombre de la empresa fue “La campaña del desierto”
Desierto: despoblado, deshabitado: comarca desierta. Donde no hay gente. Lugar arenoso, árido y deshabitado.
El desierto que decían querer conquistar era un lugar con muchísimos pobladores, valles con lagos y ríos de agua pura, con amimales y frutales, ese era el desierto que querían conquistar. El actual valle grande de Río Negro, es uno de los lugares de producción de frutas mas grandes del país.
¿Qué razones o intereses llevaron a las oligarquías nacionales a avanzar sobre la frontera con los pueblos originarios? ¿Qué justificación existe para conquistar un desierto? ¿Cómo se conquista algo desierto?
Existen y existieron sobrados intereses económicos y productivos para avanzar sobre esas tierras no desérticas y con poblaciones organizadas. El corrimiento de la frontera sur del estado nacional significó para la oligarquía pampeana: “sumar 15 000 leguas de territorio a la producción (o a la especulación), acrecentar el latifundio por falta de una política colonizadora, eliminar a los pobladores originarios como factor beligerante y como posible fuerza productiva, pacificar la zonas fronterizas aportando a la estabilidad económica, efectivizar la ocupación de territorio neutralizando las pretensiones de Chile y consolidar al ejercito como fuerza profesional”. Para los pobladores que habitaban estás tierras fue el sistemático aniquilamiento de su cultura, formas de producción, creencias y cosmovisión, y la eliminación en una primera instancia de más del 50 porciento de la población y la posterior masacre que significó el hambre y el desplazamiento de las zonas productivas.
Además del empleo de el ejercito y la traición, para eliminar a estas culturas debieron sembrar un discurso único y demonizante sobre estas comunidades, como ejemplo podemos citar parte del pensamiento de Sarmiento:
"¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado." Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888)
Y el del asesino, Julio Argentino Roca:
"Estamos como nación empeñados en una contienda de razas en que el indígena lleva sobre sí el tremendo anatema de su desaparición, escrito en nombre de la civilización. Destruyamos, pues, moralmente esa raza, aniquilemos sus resortes y organización política, desaparezca su orden de tribus y si es necesario divídase la familia. Esta raza quebrada y dispersa, acabará por abrazar la causa de la civilización. Las colonias centrales, la Marina, las provincias del norte y del litoral sirven de teatro para realizar este propósito". Julio Argentino Roca (1843-1914)
La hegemonía de los discursos hacen que aún hoy se siga justificando el genocidio como lo hizo el director del Museo Histórico Nacional, en el diario La Nación diciendo cosas como “En los últimos tiempos una historiografía carente de toda documentación sostiene que la expedición de Roca de 1879 contra los indios, fue un genocidio. Ello revela supina ignorancia u oculta intereses de reivindicaciones territoriales. El tema indígena es complejo, porque abarca regiones muy diferentes, desde los paisajes andinos atípicos hasta la cuña boscosa del Chaco, con razas que no eran ni son comparables, como los diaguitas, los abipones o los mapuches. En el Sur, los pueblos araucanos procedían de Chile e ingresaron al hoy territorio nacional hacia principios del siglo XVIII, según lo refieren numerosos historiadores de ese país, algunos con carácter reivindicatorio”
Pero también hay historiadores como Osvaldo Bayer que hacen una revisión de la historia desde otra óptica y denuncia los atropellos y la masacre que el estado hizo y sigue haciendo con los pueblos originarios y sometiendo también con monumentos a Roca, Plantaciones de ejércitos de invasores de “pinos” y al mismo Roca en el billete de mas alto valor de nuestra moneda.
El Consejo asesor indígena define con sabiduría esta avasallante invasión: "Con la llegada del hombre blanco a nuestras tierras comienza el proceso más violento de la desarticulación de la armonía del hombre con la naturaleza. Junto a las pestes, a las enfermedades, llegaron valores y principios desconocidos para nuestros pueblos: la avaricia, el individualismo, la acumulación de poder y riqueza a costa del sufrimiento de muchos. De la mano de la espada y la cruz, nos impusieron dioses e idiomas desconocidos que nada tenían ni tienen que ver con la cosmovisión de los pueblos originarios". Y agrega: "De la mano del Remington, la cruz, el alcohol, se masacró a millares de mapuches, se arrasó e incendió tolderías, se apropiaron de nuestras mujeres y niños para trofeos de las familias ricas, se puso precio a las tetas de nuestras hermanas y a las orejas de nuestros hermanos. Se condenó a nuestro pueblo a refugiarse entre los pedreros cordilleranos, mientras nuestro territorio quedaba en manos del conquistador”.
Este es uno de los tantos acontecimientos que tergiverso la historia oficial y que nos interesa rescatar como modo de reencontrarnos con otras verdades que nos den posicionamiento y nos muestren además que los malones fueron otro movimiento de resistencia latinoamericano al aniquilamiento de sus hermanos y no un grupo de salvajes que solo quería saquear.
LA NOCHE DE LOS LÁPICES El país padecía los años de plomo. La primavera sólo estaba en el almanaque. El clima político y social era gélido. La muerte andaba suelta y la vida estaba abaratada por el terrorismo de estado. El establishment se solazaba con las medidas de Alfredo Martínez de Hoz y le agradecía al Ministro del Interior Albano Hanguindeguy “el orden” recuperado”.
La cacería de lo que el poder estimaba subversivo estaba como el objetivo de primer orden.
El General Ibérico Saint Jean, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en Mayo de 1977, lo sintetizó con su sinceridad brutal: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a los simpatizantes, luego a los indiferentes; y por último a los tímidos”.
Sobre la matanza se iba a montar las bases de un nuevo modelo económico.
El 16 de septiembre de 1976, en la Plata, en un nuevo aniversario de la Revolución Fusiladora, se iba a consumar “La noche de los lápices”.
Un grupo de los adolescentes, que el año anterior habían obtenido el boleto estudiantil gratuito, después de una larga lucha, iban a ser las víctimas de esa noche siniestra.
La mayoría de ellos eran militantes políticos de la organización peronista Unión de Estudiantes Secundarios. Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes pertenecía a la Juventud Guevarista del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Afirma:"Yo tenía trece años cuándo empecé a militar. Estuve en Ezeiza, en Gaspar Campos, en el sindicato del calzado donde Galimberti lanzó las milicias populares y di la vuelta al cajón de Perón.”
Emilce Moler, otra sobreviviente, describe el clima de época en 1975: “Yo diría al revés: ¿Cómo no iba a militar? Habría que haber vivido esos años para darse cuenta. Por supuesto que también estaban los que no se enganchaban, pero a la edad que yo tenía, y en Bellas Artes donde todo era libertad, participación y solidaridad, era imposible no militar. La revolución parecía estar ahí nomás. Latinoamérica estallaba por todos lados. Teníamos los modelos socialistas de Chile y Cuba. Yo podía no saber en qué partido, pero que iba a participar no tenía ninguna duda. Había todo un clima en el que estaba muy mal visto aquel que no se comprometía. Decirle a alguien: ´sos un teórico´, era el peor insulto. Podías discutir, pero si no militabas y no llevabas a la práctica tus ideas, eras lo peor.”
Del 16 al 19 de septiembre de 1976 se llevaron a cabo operativos contra el movimiento estudiantil. Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz, fueron bestialmente torturados en el Pozo de Banfield. El único que salió vivo de ahí fue Pablo Díaz. Otros chicos raptados en sus hogares fueron Patricia Miranda, Emilce Moler y Gustavo Calotti, por Grupos de Tareas. Estuvieron en Arana, Pozo de Quilmes, Comisaría 3 de Valentín Alsina y Devoto. Luego quedaron a disposición del Poder Ejecutivo.
El testimonio de Gustavo Calotti que hoy vive en Francia, es aterrador. Luego de pasar por la tortura y una vez que fue sacado del Pozo de Arana, después de muchos días cuenta:
“Cuando llegué, y al saberme lejos de la guardia, menos controlado, comencé a sacarme las esposas o las cuerdas (depende del momento) y las vendas de los ojos. Fue en ese momento que pude observar mi cuerpo. No podía apoyar el pie derecho porque tenía una infección. Las plantas de los pies estaban negras. La piel había sido completamente quemada. Tenía heridas en los puños por las esposas y desde los senos hasta casi las rodillas había una placa rígida que se había formado con las quemaduras y la sangre coagulada provocada toda por la picana. En Quilmes el remedio milagroso se llamaba Pancután, que es una pomada antiséptica que ayuda a cicatrizar las quemaduras. Sólo con esa pomada fue desapareciendo la infección en la planta del pie derecho. Durante estos tres meses en Quilmes, sumados a los quince días en Arana, perdí mi aspecto humano. Para levantarme debía hacerlo en varias etapas, lentamente, porque varias veces me desmayé. Y cuando estaba de pie debía aferrarme a algo porque por unos instantes se me nublaba la vista y tenía vértigos. Dormía no sé, 16 o 18 horas por día. Cuando salí de la cárcel, casi tres años más tarde, pesaba 58 kilos y estaba bien. Pienso que en Quilmes debo haber pesado bastante menos y cuando me detuvieron pesaba 72 kilos”.
Dice Victoria Ginzberg en Página 12, cuando se refiere a otro adolescente desaparecido: “La edad no era un impedimento para tener ideas claras. Cuando Horacio Ungaro tenía trece años, su hermana Marta, que era miembro de la juventud comunista, quiso reclutarlo. Horacio le contestó que pensaba lo mismo que José Ingenieros: ´El que sigue un ideal sin entenderlo es un fanático´. Y dos años después empezó a militar en la UES. En la madrugada del 16 de septiembre de 1976 un grupo que se identificó como perteneciente al ´Ejército y las fuerzas de seguridad´ entró a su casa y se lo llevó, junto con Daniel Racero, que se había quedado a dormir allí. Esa noche también desaparecieron Francisco López Montaner, María Clara Ciochini, María Claudia Falcone, Horacio Ungaro y Claudio de Acha. Son los seis que no volvieron de la decena de adolescentes que fueron detenidos a mediados de ese septiembre”.
Dos símbolos: María Claudia Falcone y Pablo Díaz
María Claudia Falcone, fue una protagonista fundamental en la lucha por el boleto estudiantil. Los que la conocieron, cuentan que era abanderada y estudiante de Bellas Artes. Vivía en La Plata, iba a las villas a ayudar y era reconocida como una líder. Lectora de Mario Benedetti y seguidora entusiasta de Sui Generis, su flequillo lacio caía sobre sus enormes ojos celestes. Se preocupaba por estar linda, le gustaba ir a bailar y tenía un novio hippie. Militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios. Le tocó vivir en un período histórico en el cual “cambiar el mundo” era una mandato y la solidaridad un pasaporte.
Su madre ha declarado que ella no necesitaba el boleto estudiantil por la buena posición económica de la familia, pero María Claudia quería ayudar a sus compañeros de menores recursos.
Tenía 16 años y un equipaje de sueños. Quería que todos tuvieran para comer y un lugar donde vivir. Junto al sobreviviente Pablo Díaz, cuidaron embarazadas secuestradas en el “Pozo de Banfield”. María Claudia había sido salvajemente torturada y vejada en el “Pozo de Arana”. Cuando tuvo la convicción que no llegaría a los 17 años, le dijo a Pablo “cada 31 de diciembre levantá la copa por mí”. En ese “tiempo de desprecio” un boleto estudiantil, la militancia política y social, podían ser un pasaje a la muerte, previo paso por el infierno del horror.
Pablo Díaz cuyo testimonio ha sido fundamental ha dicho: “En Banfield ellos me gritaban que no los olvide, y que los recuerde siempre. Como sobreviviente, yo respondo a eso”.
La lucha estudiantil después de la dictadura La lucha por “El boleto estudiantil” fue tomada por los estudiantes nuevamente en los ochenta, con la llegada de la democracia. El nuevo gobierno de Raúl Alfonsín impulsa la creación de centros de estudiantes en las escuelas secundarias y se comienzan a formar los centros, que pronto se agruparían nuevamente en la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) Capital Federal y a coordinar la lucha por el boleto estudiantil secundario.
También sucede esto en el Conurbano bonaerense, en La Plata, Córdoba, Rosario, y otros puntos del país. Las luchas empiezan casi al mismo tiempo en todos los distritos, las marchas son multitudinarias y pronto participarían en las lucha de los trabajadores bajo la consigna “OBREROS Y ESTUDIANTES, UNIDOS Y ADELANTE” como en décadas anteriores.
La consigna no solo era ya por “el boleto estudiantil”, sino también por “mayor presupuesto educativo” y “mejoramiento de los sueldos de los docentes”. Se participa activamente de la “Marcha blanca”, que tras un “Histórico paro nacional por tiempo indeterminado” se concluye con una masiva marcha y concentración en la Capital Federal, donde los estudiantes tienen un papel relevante.
También son protagonistas en la primera marcha del silencio en la Capital, por el esclarecimiento del caso “María Soledad Morales”, asesinada en Catamarca por los “Hijos del poder político” de la provincia.
Hoy los estudiantes siguen en la lucha, participando activamente en la defensa de los derechos humanos y levantando las banderas de las luchas históricas que llevaban los estudiantes de LA NOCHE DE LOS LAPICES.
Fuentes propias y rodolfowalsh.org
LA NOCHE DE LOS LÁPICES
El país padecía los años de plomo. La primavera sólo estaba en el almanaque. El clima político y social era gélido. La muerte andaba suelta y la vida estaba abaratada por el terrorismo de estado. El establishment se solazaba con las medidas de Alfredo Martínez de Hoz y le agradecía al Ministro del Interior Albano Hanguindeguy “el orden” recuperado”.
La cacería de lo que el poder estimaba subversivo estaba como el objetivo de primer orden.
El General Ibérico Saint Jean, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en Mayo de 1977, lo sintetizó con su sinceridad brutal: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a los simpatizantes, luego a los indiferentes; y por último a los tímidos”.
Sobre la matanza se iba a montar las bases de un nuevo modelo económico.
El 16 de septiembre de 1976, en la Plata, en un nuevo aniversario de la Revolución Fusiladora, se iba a consumar “La noche de los lápices”.
Un grupo de los adolescentes, que el año anterior habían obtenido el boleto estudiantil gratuito, después de una larga lucha, iban a ser las víctimas de esa noche siniestra.
La mayoría de ellos eran militantes políticos de la organización peronista Unión de Estudiantes Secundarios. Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes pertenecía a la Juventud Guevarista del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Afirma:"Yo tenía trece años cuándo empecé a militar. Estuve en Ezeiza, en Gaspar Campos, en el sindicato del calzado donde Galimberti lanzó las milicias populares y di la vuelta al cajón de Perón.”
Emilce Moler, otra sobreviviente, describe el clima de época en 1975: “Yo diría al revés: ¿Cómo no iba a militar? Habría que haber vivido esos años para darse cuenta. Por supuesto que también estaban los que no se enganchaban, pero a la edad que yo tenía, y en Bellas Artes donde todo era libertad, participación y solidaridad, era imposible no militar. La revolución parecía estar ahí nomás. Latinoamérica estallaba por todos lados. Teníamos los modelos socialistas de Chile y Cuba. Yo podía no saber en qué partido, pero que iba a participar no tenía ninguna duda. Había todo un clima en el que estaba muy mal visto aquel que no se comprometía. Decirle a alguien: ´sos un teórico´, era el peor insulto. Podías discutir, pero si no militabas y no llevabas a la práctica tus ideas, eras lo peor.”
Del 16 al 19 de septiembre de 1976 se llevaron a cabo operativos contra el movimiento estudiantil. Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz, fueron bestialmente torturados en el Pozo de Banfield. El único que salió vivo de ahí fue Pablo Díaz. Otros chicos raptados en sus hogares fueron Patricia Miranda, Emilce Moler y Gustavo Calotti, por Grupos de Tareas. Estuvieron en Arana, Pozo de Quilmes, Comisaría 3 de Valentín Alsina y Devoto. Luego quedaron a disposición del Poder Ejecutivo.
El testimonio de Gustavo Calotti que hoy vive en Francia, es aterrador. Luego de pasar por la tortura y una vez que fue sacado del Pozo de Arana, después de muchos días cuenta:
“Cuando llegué, y al saberme lejos de la guardia, menos controlado, comencé a sacarme las esposas o las cuerdas (depende del momento) y las vendas de los ojos. Fue en ese momento que pude observar mi cuerpo. No podía apoyar el pie derecho porque tenía una infección. Las plantas de los pies estaban negras. La piel había sido completamente quemada. Tenía heridas en los puños por las esposas y desde los senos hasta casi las rodillas había una placa rígida que se había formado con las quemaduras y la sangre coagulada provocada toda por la picana. En Quilmes el remedio milagroso se llamaba Pancután, que es una pomada antiséptica que ayuda a cicatrizar las quemaduras. Sólo con esa pomada fue desapareciendo la infección en la planta del pie derecho. Durante estos tres meses en Quilmes, sumados a los quince días en Arana, perdí mi aspecto humano. Para levantarme debía hacerlo en varias etapas, lentamente, porque varias veces me desmayé. Y cuando estaba de pie debía aferrarme a algo porque por unos instantes se me nublaba la vista y tenía vértigos. Dormía no sé, 16 o 18 horas por día. Cuando salí de la cárcel, casi tres años más tarde, pesaba 58 kilos y estaba bien. Pienso que en Quilmes debo haber pesado bastante menos y cuando me detuvieron pesaba 72 kilos”.
Dice Victoria Ginzberg en Página 12, cuando se refiere a otro adolescente desaparecido: “La edad no era un impedimento para tener ideas claras. Cuando Horacio Ungaro tenía trece años, su hermana Marta, que era miembro de la juventud comunista, quiso reclutarlo. Horacio le contestó que pensaba lo mismo que José Ingenieros: ´El que sigue un ideal sin entenderlo es un fanático´. Y dos años después empezó a militar en la UES. En la madrugada del 16 de septiembre de 1976 un grupo que se identificó como perteneciente al ´Ejército y las fuerzas de seguridad´ entró a su casa y se lo llevó, junto con Daniel Racero, que se había quedado a dormir allí. Esa noche también desaparecieron Francisco López Montaner, María Clara Ciochini, María Claudia Falcone, Horacio Ungaro y Claudio de Acha. Son los seis que no volvieron de la decena de adolescentes que fueron detenidos a mediados de ese septiembre”.
Dos símbolos: María Claudia Falcone y Pablo Díaz
María Claudia Falcone, fue una protagonista fundamental en la lucha por el boleto estudiantil. Los que la conocieron, cuentan que era abanderada y estudiante de Bellas Artes. Vivía en La Plata, iba a las villas a ayudar y era reconocida como una líder. Lectora de Mario Benedetti y seguidora entusiasta de Sui Generis, su flequillo lacio caía sobre sus enormes ojos celestes. Se preocupaba por estar linda, le gustaba ir a bailar y tenía un novio hippie. Militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios. Le tocó vivir en un período histórico en el cual “cambiar el mundo” era una mandato y la solidaridad un pasaporte.
Su madre ha declarado que ella no necesitaba el boleto estudiantil por la buena posición económica de la familia, pero María Claudia quería ayudar a sus compañeros de menores recursos.
Tenía 16 años y un equipaje de sueños. Quería que todos tuvieran para comer y un lugar donde vivir. Junto al sobreviviente Pablo Díaz, cuidaron embarazadas secuestradas en el “Pozo de Banfield”. María Claudia había sido salvajemente torturada y vejada en el “Pozo de Arana”. Cuando tuvo la convicción que no llegaría a los 17 años, le dijo a Pablo “cada 31 de diciembre levantá la copa por mí”. En ese “tiempo de desprecio” un boleto estudiantil, la militancia política y social, podían ser un pasaje a la muerte, previo paso por el infierno del horror.
Pablo Díaz cuyo testimonio ha sido fundamental ha dicho: “En Banfield ellos me gritaban que no los olvide, y que los recuerde siempre. Como sobreviviente, yo respondo a eso”.
La lucha estudiantil después de la dictadura
La lucha por “El boleto estudiantil” fue tomada por los estudiantes nuevamente en los ochenta, con la llegada de la democracia. El nuevo gobierno de Raúl Alfonsín impulsa la creación de centros de estudiantes en las escuelas secundarias y se comienzan a formar los centros, que pronto se agruparían nuevamente en la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) Capital Federal y a coordinar la lucha por el boleto estudiantil secundario.
También sucede esto en el Conurbano bonaerense, en La Plata, Córdoba, Rosario, y otros puntos del país. Las luchas empiezan casi al mismo tiempo en todos los distritos, las marchas son multitudinarias y pronto participarían en las lucha de los trabajadores bajo la consigna “OBREROS Y ESTUDIANTES, UNIDOS Y ADELANTE” como en décadas anteriores.
La consigna no solo era ya por “el boleto estudiantil”, sino también por “mayor presupuesto educativo” y “mejoramiento de los sueldos de los docentes”. Se participa activamente de la “Marcha blanca”, que tras un “Histórico paro nacional por tiempo indeterminado” se concluye con una masiva marcha y concentración en la Capital Federal, donde los estudiantes tienen un papel relevante.
También son protagonistas en la primera marcha del silencio en la Capital, por el esclarecimiento del caso “María Soledad Morales”, asesinada en Catamarca por los “Hijos del poder político” de la provincia.
Hoy los estudiantes siguen en la lucha, participando activamente en la defensa de los derechos humanos y levantando las banderas de las luchas históricas que llevaban los estudiantes de LA NOCHE DE LOS LAPICES.
Fuentes propias y rodolfowalsh.org
LA PATRIA FUSILADA, LOS HEROES DE TRELEW
Entre los acontecimientos históricos, que decimos fueron aniquilados, está la masacre de TRELEW ocurrida el 22 de agosto de 1972.En este espacio vamos a hacer una síntesis de los hechos donde fueron masacrados los que con el tiempo se van conociendo como “Los héroes de Trelew”.Como fueron los hechos.A principio de junio de 1972, Santucho ya tenía contactos suficientes en el exterior para poner en marcha la fuga. Las novedades que llegaban lo convencían de que no podía haber elecciones limpias: Lanusse había congelado los fondos sindicales y quitado la personería a la CGT, por el apoyo que daba ésta a Perón.La tensión estaba dada porque al fijar como fecha tope para que los candidatos fijaran domicilio en el país era el 25 de agosto, quedaría fuera de contienda Juan D. Perón. También descartaba la posibilidad de un golpe de estado para frenar el proceso electoral.
Santucho seguía creyendo que una organización revolucionaria no debía someterse a “una dirección burguesa”. No dejó de presionar a Montoneros para que se radicalizaran hacia la izquierda. Ese momento se dio por la combinación de tres circunstancias: la presencia del ERP como brazo armado de la izquierda, las propias concepciones montoneras y la ruptura con Perón.
El hecho de que Lanusse había intervenido la CGT Córdoba, apresado u obligado a la clandestinidad a sus dirigentes, presionaba a Santucho a creer cada vez más en “la fuga” y no creer como Montoneros que el “nuevo gobierno” dejaría en libertad a los presos políticos. Las FAR coincidían con Mostoneros, pero pensaban que había que garantizar la libertad de los presos y no creer en la bondad de un próximo gobierno peronista. Es por eso que el ERP contó con el apoyo de las FAR en el momento de decidir la fuga.
La fuga.
Martes 18 de agosto de 1972 18 hs.
Comienza la fuga. Osatinski disparó sobre el guardiacárcel Juan Valenzuela que intentó impedir el escape. Los guerrilleros lograron copar el penal. Los sindicalistas deciden no participar de la fuga. Los primeros en llegar a la puerta fueron Santucho, Menna, Osantinski, Vaca Narvaja, Gorriarán Merlo y Quieto. Ya estando fuera de la cárcel no encontraron el camión que los llevaría al aeropuerto de Trelew. El contingente de los seis máximos dirigentes guerrilleros subieron al único coche que permaneció, conducido por el estudiante de agronomía Carlos Goldemberg(FAR), luego de los tiros que había dispersado a los demás vehículos. Los 19 guerrilleros restantes, que llamaran desde el penal a taxis y remises, llegarían al aeropuerto de Trelew demasiado tarde.Cuando Santucho y el primer grupo llegaron al aeropuerto el avión de Austral ya estaba carreteando. Santucho y Vaca Narvaja, que estaba disfrazado de mayor del ejército hicieron señas al avión para que parara. De la torre de control no sabían qué pasaba. El avión se detiene en ese momento porque los guerrilleros que habían subido antes- el estudiante de medicina Alejandro Ferreira Beltran (ERP), la maestra Ana Wiese (FAR) y Víctor Fernández Palmeiro (ERP)- ocuparon la cabina y amenazaron al comandante de abordo. Los seis guerrilleros subieron y ordenaron esperar unos minutos, el piloto intentó resistirse y advirtió que el combustible no alcanzaría para llegar a Puerto Montt. Santucho encañonándolo respondió: “Pues habrá que llegar igual”.
La masacre.
Los 19 militantes rezagados intentaron tomar el avión de Aerolíneas, que alertados desde la torre de control no aterrizo y siguió vuelo. Una negociación muy tensa se realizó entre los guerrilleros armados y las fuerzas que rodearon el aeropuerto ante la prensa, cámaras de televisión, un médico, el abogado Mario Abel Amaya y un juez. El acuerdo fue claro: deponían las armas, un médico constataba el perfecto estado y se los devolvía al penal de Rawson –quedó como registro una película de imagen difusa de la conferencia de prensa que dieron Mariano Pujadas (Montoneros), Rubén Bonet (ERP) y María Antonia Berger (FAR)- El capitán de fragata Luis Sosa, segundo jefe de la base naval Almirante Zar, se comprometió a cumplir lo convenido. Cuando los presos subieron al colectivo, fueron trasladados a la base naval. Siete días después se cumple la orden de fusilamiento instrumentada personalmente por Luis Sosa y el teniente Roberto Bravo.Transcurridas tres décadas de los hechos, los asesinatos de Trelew continúan a los realizados por el ejército a los peones patagónicos, o como en este caso por la misma Marina que bombardeó a civiles en Plaza de Mayo en 1955 y regenteó el Auschwitz argentino que fue la ESMA.Fuente “La Fogata
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